Ayahuasca, Yoga, Terapia y Toda Esa Mierda

Si Jesucristo estuviera entre nosotros otra vez en estos tiempos...

¿Sería todavía ese hombre tan puro y libre de pecado sobre el que escuchamos en la iglesia?

¿O sería un borracho adicto al sexo, para demostrarnos con su ejemplo que la redención es posible?

Si yo fuera Dios, preferiría la segunda. Nadie hace caso ahora a las personas buenas.

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¿Cuántas mascarás hemos usado en nuestra vida solo para tener respeto, amor o reconocimiento?

Yo he tenido diferentes etapas en mi vida, tan diferentes entre sí que siento haber vivido como más de 10 personajes diferentes.

Hubo años en los que leía y formaba parte de círculos intelectuales. Ahora, me da vergüenza pensar sobre lo pretencioso y refinado que era en aquella época.

También tuve una etapa en la que intente ser político, pues creía que así podía cambiar mi país, que desde hace décadas está en la mierda. Durante ese tiempo, me convertí en un monstruo que alimentaba su ego solo para tener el protagonismo frente a la prensa o las noticias (y mi tierra seguirá en la mierda porque todos los diputados pelean por tener tiempo frente al micrófono mientras las madres no tienen con que alimentar a sus hijos)

En otros momentos fui el alma de la fiesta. Una mujer diferente cada noche. Sin embargo, este fue el tiempo en que quizás mi alma más se sintió vacía.

He vivido tantas vidas, pero nunca he vivido mi propia vida.

A decir verdad, muy pocas personas han sido ellas mismas, pues no saben quiénes son.

Un día, cada uno de ellos tomo una máscara y nunca más pudieron quitársela, pues encontraron cierta comodidad al usarla y conseguir amistades (la mayoría falsas) trabajos (la mayoría miserables) y amores (la mayoría finitos)

Quien vive con su máscara puesta, percibe un vacío inexplicable en su corazón.

Pues no sabe que le falta.

Y la respuesta es simple de decir, pero casi imposible de lograr: Nos falta ser.

En vez de ser la suma de nuestras experiencias, escogemos ser un personaje que nos brinde la mayor satisfacción a nuestros placeres y necesidades: Sexo, dinero y buena comida.

Y así el cuerpo sobrevive, pero el alma poco a poco se marchita.

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Recuerdo el día que decidí emprender mi aventura para descubrir quién era yo realmente.

Era un sábado en la mañana. Desperté con una chica que no conocía entre mis brazos. Cigarros tirados en el suelo. Música de Spinetta sonando en los parlantes de nuestra habitación. Una pizza sin acabar y fría en la mesa, y alrededor de la caja estaban los paquetes de los condones que usamos esa noche.

Cualquiera diría que fue una noche perfecta.

Sin embargo, yo ya había pasado por esta situación 18 fines de semana diferentes en las pasadas semanas. Y en cada momento, mi alma se iba sintiendo cada vez más vacía.

Ese fue el día que decidí emprender mi camino, para encontrarme a mí mismo y descubrir quién era y lo que podía ser.

Sin explicaciones, tome mi bolso, unas pocas prendas de ropa y mi guitarra, y comencé mi camino.

A veces me pregunto que pensaría la chica cuando vio la habitación sola. He de admitir que a veces, cuando no quería pensar en mí mismo, imaginaba escenarios posibles en los que esta chica había terminado.

Todos buenos pensamientos, pues siempre desee para los demás eso que yo mismo no pude conseguir.

Ese día, empecé un camino sin rumbo.

Y comencé mi aventura cumpliendo una fantasía que siempre tuve: Tomar un bus en el terminal hacia un destino sobre el que nunca hubiera escuchado antes.

Decidí adentrarme verdaderamente en lo desconocido. En un lugar en el que resaltaría como un extraño, y donde mi muerte quizás pasaría desapercibida por días, meses o años si hubiera de suceder en mi habitación.

Quería ser un Siddharta moderno, pensaba aún la parte pretenciosa e "intelectual" de mi mente. A decir verdad, no sé por qué me da vergüenza decir que me gustaba la literatura en su momento. Pero supongo que nos avergonzamos muchas veces de ser nosotros mismos, especialmente cuando mi ser fiestero tenía contradicciones con mis otros yo del pasado.

Y es precisamente eso lo que buscaba: Cavar bajo todas esas vergüenzas, miedos, traumas e inseguridades para por fin entender que necesitaba mi espíritu para sentirse realizado.

¿Pero como se busca al verdadero "yo" que somos dentro de uno mismo?

Intente todos los métodos modernos sobre los que había escuchado.

  • Primero probé con la ayahuasca, en la casa de un chamán de las montañas. Si bien no descubrí quién era, tuve recuerdos muy vividos de todos esos traumas que se habían convertido en cadenas para mí. Cadenas que me impendían explorar esos lugares más profundos de mi alma en los que había un lobo solitario que no confiaba en nadie y también un niño abandonado que buscaba amor y protección en los demás.
  • Después, tome un avión a Bali, y probé diferentes tipos de yoga y tantra. En este tiempo, descubrí que mi alma nunca había estado en paz y que la ansiedad me hacía siempre buscar alguna forma de escape de la realidad: Amigos, amores, drogas y fiestas. Cualquier excusa para silenciar a mi espíritu, el cual gritaba cada vez más fuerte, que solo quería tiempo para entenderse a sí mismo. Fue aquí donde aprendí a apreciar el silencio y que, a veces, la mejor solución para un corazón atribulado no está en otras personas: Respirar lentamente era suficiente y hasta necesario para tomarme el tiempo de responder a la pregunta fundamental de mi existencia: ¿Quién soy?
  • También hice senderismo por las montañas más altas y los lugares más hermosos que tiene nuestro planeta. Mientras caminaba en medio de la nada, me di cuenta de cuan insignificante era mi existencia: Del polvo vine y en polvo me convertiré. Lejos de deprimirme, la idea de la irrelevancia de mi ser me emociono de una manera era increíble, pues entendí que la vida era mi lienzo y podía hacer con ella lo que quisiera: De cualquier manera, en algunos siglos nadie recordará a un vagabundo que hizo todo lo posible por encontrar su propia felicidad.
Mi alma seguía vacía. Sin embargo, cada una de estas experiencias me ayudo a entender cada una de las ataduras que me impedían dar ese abrazo a ese ser que estaba escondido en dentro de mí, desesperado por ser encontrado para existir y brillar en este maldito mundo mientras mis pulmones respiren.

La terapia fue donde encontré la manera de descubrir a mi yo interior.

Y no fue gracias a ella.

Mi idea era que en terapia encontraría la respuesta a la pregunta "¿Quién debía ser?"

Pensaba que el psicólogo había leído tantos libros durante su tiempo en la universidad, que el podría darme una lista de opciones para yo escoger ser el personaje que más me haría feliz.

En la primera y única sesión que tuvimos, le conté todo sobre mi vida.

O lo que pensaba que había sido mi vida hasta ese momento.

Y como cada una de mis máscaras anteriores me hicieron sentir en su momento.

Fue cuando salí de esa primera sesión, que decidí mandar todo a la mierda.

Pues no permitiría que ningún libro escrito por algún pretencioso científico que creía entender como debía ser la vida dictaminara como debía vivir, ser y existir.

Después de la terapia, fui a una cafetería de esas que son 24 horas, tome un lápiz y un papel y escribí cada pensamiento que viniera en ese momento a mi mente. Estuve allí por tanto tiempo que un chico termino su turno y un día después, cuando el regreso y me vio con la misma ropa, en la misma silla y aun escribiendo, me pregunto que si yo era escritor o que sí estaba preparando mi carta de suicidio.

En el texto, primero hablé de las mentiras que me había dicho a mí mismo a lo largo de los años. Y descubrí que me había mentido de tantas maneras a mí mismo que sentía una imperiosa necesidad de pedirme perdón por cada una de las veces que escogí el camino más cómodo y conveniente, en vez del más arriesgado solo por miedo a lo que dirían los demás o a terminar en un destino desconocido, desamparado y a la deriva.

Luego hable de todos esos riesgos que había evitado. Esos momentos en los que me arrepiento de no haber sido más valiente para tomar acción y experimentar la vida en su estado más puro.

Y aunque seguro mi psicólogo tenía las mejores intenciones, no permitirá que su definición de "personalidad sensata" o de "normalidad" funcionará como la barra de medir para mi destino futuro.

Ni la ciencia ni la sociedad.

Nunca más.

Y sí, hoy soy ese loco que camina de manera extraña.

Ese que canta horrible pero con pasión.

Que hace chistes tontos que solo dan risa a mí mismo.

Ese que disfruta de comer solo en un restaurante aislado en la mitad de la carretera mientras baila y murmura sus canciones favoritas en su cabeza.

Soy ese idiota que le encanta componer canciones e historias. Quizas para otros pueden ser malas, pero para mi significan lo mas autentico de mi ser, para bien o para mal: Mis palabras son mi alma desnuda tratando de ser comprendida.

Ese tipo raro, cuyo rostro expresa claramente lo que su corazón siente en ese momento, y que más nunca sentirá vergüenza por como su ser interior decide aparecerse a través de su mirada.

Ese ser que unos días quiere dormir en el bosque en la más completa soledad, pero que en otras ocasiones quiere recostar su cabeza contra el pecho de una mujer y sentirse amado.

Y es que en esta insignificante vida que vivimos, en el entendido que nuestras acciones y emociones no tienen repercusión alguna en la historia humana o en el orden del universo, es precisamente esa trivialidad de nuestra existencia lo que me da la oportunidad de hacer realidad todos mis deseos y ambiciones, de explorar mis contradicciones y hacer de ellas el más hermoso desastre.

La vida es el lienzo, y yo soy el artista.

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Jesucristo hoy quizás está entre nosotros, y es ese tipo que algunos llaman "excéntrico" y otros llaman "raro".

Dios quizas esta en cada uno de nosotros. La salvacion que el espera para nosotros quizas no esta en el cielo, pues una vida infinita suena un poco aburrido.

Dios no es mas que nuestra parte interior esperando brillar. Esperando que por fin entendamos que cada uno nosotros somos los creadores, arquitectos y beneficiarios de nuestro destino. En medio de lo futil de nuestra vida, solo nos queda intentar vivir como realmente quisieramos.

Jesucristo es muy probablemente el musico fracasado que toca en los mismos bares desde hace años. Aun sin lograr el exito que todos desearian, el es el tipo mas feliz en la tierra cuando toca su guitarra y hace que una o dos personas canten sus canciones.

Dios esta en cada uno de esos locos que no entendemos porque sonrien aun cuando, desde fuera, su vida parece un desastre.

Pues a pesar de sus circunstancias, ellos se arriesgaron a vivir la vida a su manera.

Y quizas, para Dios, el cielo no es mas que la vida que vivimos ahora.

Pues es la unica que tenemos.

Y es la unica oportunidad para vivir cada momento segun nuestro antojo.

Los humanos suelen hacer planes a largo plazo como si fueran a vivir para siempre.

Y cuando estan cerca de la muerte, se arrepienten por no haber vivido su presente sin ansiedad de futuro.

Vivir y ser: Alli esta el verdadero nirvana, en el dia a dia.



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